La vida nunca es estancamiento. Es movimiento constante, movimiento sin ritmo, pues nosotros como cambiamos constantemente. Las cosas viven moviéndose y ganan fuerza mientras lo hacen.
Empezamos el año cogiendo aire para todos los retos que nos esperan. Y qué mejor forma de hacerlo, que entrenar los pulmones a base kumite. Tremenda sudada para terminar de bajar los polvorones.